Empezamos derritiendo en la leche tibia la levadura. Ponemos en la mesa de trabajo la harina con el azúcar, hacemos un hueco en el centro y añadimos la vainilla, el huevo y la mantequilla derretida tibia.
Empezamos a trabajar añadiendo poco a poco la leche con la levadura.
Amasamos hasta obtener una masa suave, compacta pero no pegajosa.
Ponemos a descansar hasta que duplique el su tamaño (unas 3-4 horas) bajo un trapo húmedo o film plástico.
Yo normalmente le pongo adentro del horno apagado para que no tenga variación de temperatura.
Una vez doblada la masa ponemos en la mesa de trabajo y empezamos a dar forma a los maritozzi.
¡Acuérdense que de la forma que le van a dar, al leudar y cocinar el maritozzo dobla otra vez!
La forma típica del maritozzo es cilíndrica, pero se le puede dar también forma de trenza o bolitas.
Ponemos los maritozzi en un molde untado de mantequilla, cubrimos y dejamos descansar otra hora y media.
Precalentamos el horno a 180°, cocinamos por 15-20 minutos hasta que el maritozzo sea bien dorado.
Una vez que esté frío, se le puede mojar la superficie con un poco de agua y pegarle azúcar blanca encima.